Los síntomas asociados
a la PPA pueden ser muy variados, ya que dependen de la virulencia
del aislado viral y de la raza y condición física
del cerdo. Los aislados del VPPA africanos generalmente inducen
enfermedad hiperaguda o aguda, mientras que los aislados europeos
pueden inducir cuadros agudos-subagudos, crónicos o
inaparentes. Los cerdos domésticos europeos y los jabalíes
son muy susceptibles y muestran un amplio rango de síntomas
clínicos desde agudo y subagudo a crónico. Los
cerdos salvajes africanos son muy resistentes a la infección,
y generalmente no presentan lesiones.
|
En la forma aguda, producida
por aislados muy virulentos (muertes a los 7 días post
infección -dpi- ó antes), los animales muestran
fiebre alta (40-42ºC), postración (Fig.
1) y pérdida del apetito, apareciendo amontonados,
y, en las fases finales, presentan trastornos respiratorios
caracterizados por respiración rápida y dificultosa,
con secreciones nasales serosas o seromucosas (Fig.
2) debidas al edema pulmonar que se va instaurando. |
Fig. 4:
Piel. Áreas cianóticas en el extremo de las
orejas.
|
|
En algunos casos
puede haber también hemorragias
nasales, estreñimiento y vómitos y, con menos
frecuencia, diarrea. Eventualmente se pueden observar descargas
hemorrágicas por ano (melena). Suelen ser muy evidentes
los exantemas (la piel aparece rosácea, casi púrpura,
por la intensa hiperemia), y/o focos cianóticos, que
se observan como manchas violáceas irregulares en la
piel de las extremidades (Fig.
3.1 y 3.2), orejas
(Fig. 4), pecho, abdomen
(Fig. 5)
y periné (Fig.
6), así como hematomas (Fig.
7) y placas necróticas, aunque estas lesiones
son más intensas en los cerdos inoculados con aislados
de moderada virulencia. También se ha descrito con frecuencia
el aborto en las hembras gestantes. La enfermedad produce la
muerte, en los casos agudos, entre un 90 y 100% de los animales
enfermos. |
Los animales muertos por aislados
muy virulentos (en los cursos peragudos y agudos de la enfermedad),
se caracterizan por presentar un edema pulmonar severo y esplenomegalia
(Fig. 8),
adquiriendo asimismo el bazo un color violáceo casi
negro de forma que, al abrir la cavidad abdominal, la cruza
completamente de lado a lado (Fig.
9). Esta lesión, muy característica
de la PPA, ha recibido los nombres de esplenomegalia hiperémica,
infartación hemorrágica
y esplenitis hemorrágica. Además, los animales
presentan hemorragias en los ganglios
linfáticos, especialmente en los gastrohepáticos
(Fig. 10)
y renales (Fig.
11), que casi siempre afectan a las capas cortical
y medular, y hemorragias petequiales en riñones, mucosa
de la vejiga urinaria (Fig.
12), faringe y laringe (Fig.
13), pleura, y corazón (en endocardio (Fig.
14) y pericardio (Fig.
15), hidropericardio (Fig.
16), ascitis (Fig.
17) e hidrotórax y congestión hepática.
|
|
Fig. 9:
Bazo. Imagen in situ del órgano hipertrofiado,
y atravesando toda la superficie abdominal.
|
Con los aislados moderadamente
virulentos, los signos clínicos varían dependiendo
del curso de la enfermedad. En los cursos agudos y subagudos,
la muerte de los cerdos tiene lugar entre los 7 y 20 dpi,
los síntomas observados con estos aislados evolucionan
más lentamente y la enfermedad cursa con una trombocitopenia
transitoria que ocasiona la muerte de los animales que no
logran superarla.
|
Fig. 18: Ganglios gastrohepáticos.
Aspecto totalmente hemorrágico, con hipertrofia y
coloración negruzca de los ganglios. PPA experimental
inducida con un aislado de moderada virulencia.
|
|
Fig. 22:
Riñón. Detalle de la imagen anterior. PPA
experimental inducida con un aislado de moderada virulencia.
|
Fig. 19: Ganglio renal
hemorrágico, semejante a un coágulo de sangre.
Imagen in situ, en la que también se aprecia el riñón
de color muy oscuro y una sustancia de aspecto gelatinoso
y amarillento, correspondiente al edema perirenal. PPA experimental
inducida con un aislado de moderada virulencia.
|
|
En los animales muertos por aislados de moderada virulencia,
las lesiones vasculares son mucho más pronunciadas
en los ganglios, especialmente en los gastrohepáticos
(Fig. 18) y renales (Fig.
19), riñones (Fig.
20.1, 20.2, 21
y 22) y vesícula biliar (Fig.
23 y 24), que en los cursos agudos ya que
da tiempo a que las lesiones evolucionen y se manifiesten
en su plenitud. Además, no suele haber edema pulmonar,
aunque sí hemorragias pulmonares (Fig.
25 y 26), y las lesiones en el bazo no suelen
ser tan pronunciadas, afectando a veces tan solo a una parte
del mismo (Fig. 27), por
lo que, si el animal no muere, este órgano pueden curar
por cicatrización. Pueden también observarse
pericarditis serosa a fibrinosa y focos de neumonía
necrótica. Las hemorragias pueden aparecer también
en otras localizaciones, como ganglios linfáticos submandibulares
y retrofaríngeos (Fig.
28), mediastínicos (Fig.
29), inguinales (Fig.
30), mesentéricos (Fig.
31), capa serosa de intestino delgado y grueso
(Fig. 32)
y mucosa fúndica del estómago (Fig.
33) y músculo esquelético (Fig.
34).
|
Fig. 24:
Vesícula biliar, corte transversal. Edema de la serosa
de la vesícula biliar, que aparece separada del hígado
por una banda blanquecina de aspecto gelatinoso.
|
|
Fig. 26: Pulmón.
Amplias zonas de hemorragia, algunas de distribución
lobulillar, afectando a ambos pulmones.
|
La forma crónica
generalmente está producida por aislados de baja virulencia,
o se manifiesta en poblaciones resistentes, y se caracteriza
por una gran variedad de signos clínicos, derivados principalmente
de las complicaciones bacterianas secundarias, entre los que
destacan las alteraciones reproductivas y articulares. La mortalidad
es baja, afectando entre el 2 y el 10% del total de enfermos.
Los animales suelen presentar abortos, intensos procesos de
necrosis, generalmente localizadas en la piel y en la cavidad
bucal, y artritis, que se traduce en cojeras. |
|
Fig. 27: Bazo. Infartamiento
que afecta al 75% del órgano, evidenciándose
una separación entre la zona afectada y la zona de
cicatrización.
|
Las lesiones microscópicas
más características de la PPA son las hemorragias,
especialmente las de los ganglios linfáticos renales
y gastrohepáticos, y del riñón. Estas lesiones,
tal y como ya se ha apuntado en el apartado "Patogenia",
se producen por la activación fagocítica de las
células endoteliales y pérdida de endotelio de
los capilares en la PPA aguda, y por aumento de la permeabilidad
vascular (que se traduce en edema intersticial) y eritrodiapédesis
en la PPA.
Por otra parte, la apoptosis de los linfocitos, tanto de los
infiltrados como de las estructuras linfoides, puede ser el
origen de la linfopenia, aunque también concurren la
inhibición de la proliferación de linfocitos y
la destrucción de las estructuras linfoides del bazo,
ganglios y tonsilas como consecuencia de las lesiones vasculares. |
Imprimir
|