PATOGENIA Y TRANSMISIÓN

Arias, M., Sánchez, C., González, M.A., Carrasco, L. y Sánchez-Vizcaíno, J.M.

Reservorios y animales susceptibles

El cerdo es la única especie doméstica que se infecta naturalmente por el vPPA. Los jabalís europeos son también susceptibles a la infección, con síntomas clínicos y mortalidad similar a la observada en cerdos domésticos . Por el contrario, los suidos africanos presentan usualmente infecciones de tipo subclínico e inaparente. actuando como reservorios de la enfermedad.

 


 

El virus de la Peste porcina africana replica también en un tipo de garrapatas, que actúan como vectores biológicos y son reservorios del virus, el Ornitodorus moubata en África y el Ornitodorus erráticus en la Peninsula Iberica.

El vPPA es el único virus DNA entre los arbovirus.


TRANSMISIÓN

Existen importantes diferencias epidemiológicas entre Africa y Europa. En Africa, el vPPA se mantiene por un ciclo de infección entre jabalís salvajes africanos y vectores biológicos, O. Moubata, presente en numerosas regiones del Africa subsahariana, lo que dificulta su erradicación. Solamente cuando están presentes cerdos domésticos se observan signos clínicos y mortalidad. Por el contrario, los jabalíes europeos son susceptibles a la infección por vPPA pero en este caso los animales muestran síntomas clínicos y mortalidad similar a las observadas en los cerdos domésticos. La dinámica epidemiológica de jabalís y cerdos domesticos también es muy similar, siendo la ruta de infección más común el contacto directo entre animales enfermos y sanos. La transmisión indirecta por vectores biológicos como O. erraticus se ha descrito en la Peninsula Ibérica especialmente en las explotaciones de extensivo.  

Facoquero (Phacochoerus aethiopicus). Es una de las especies de suinido africano salvaje más frecuente.


 

Otras diferencias importantes entre Africa y Europa están relacionadas con el vPPA y los vectores biológicos. En Africa, O. Moubata transmite el virus por ruta transovarica y transestadial mientras en Europa solo se ha observado transmisión transestadial en el O. erraticus.

Tradicionalmente la vía de entrada del virus en áreas libres se ha producido a través de desechos no cocinados de origen porcino que han servido de alimento para otros cerdos, especialmente restos de alimentos de aviones y barcos.


Una vez establecida la enfermedad en un país, su difusión se debe principalmente al contacto directo entre animales enfermos y sanos. Los cerdos portadores, recuperados de la infección, juegan un papel fundamental en la transmisión de la enfermedad.


El virus puede ser transmitido por via indirecta vehiculado en camiones, bebederos, comederos, material quirúrgico, personal, roedores, otros animales presentes en la explotación, etc, así como mediante vectores biológicos.


Principales factores implicados en la transmisión de la PPA:
  • Contacto directo entre cerdos sanos y enfermos.
  • Animales portadores.
  • Via indirecta: Transporte, bebederos, comederos, material quirúrgico, personal (ropas, calzados), roedores, otros animales presentes en la explotación, etc, así como mediante vectores biológicos.
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    Principales vías de eliminación del vPPA:
  • Secreciones nasales
  • Saliva
  • Heces
  • Orina
  • Exudado conjuntival
  • Exudado genital
  • Heridas sangrantes

  • El virus comienza a eliminarse incluso antes de que aparezcan los primeros síntomas, durante el período de incubación. Durante la fase aguda de la infección el título de virus en tejidos y sangre es muy elevado, manteniéndose la viremia durante la convalecencia.

     

    Imagen de microscopía electronica donde se observa el vPPA asociado a eritrocito.


    En productos carnicos, el vPPA puede persistir durante varias semanas o meses en carnes no cocinadas o congeladas.

    En productos elaborados como el jamón de Parma, la inactivación se ha demostrado a partir de 300 días del proceso de curación. En productos curados españoles, jamón serrano, jamón y paletilla de ibérico y lomo el período de supervivencia del vPPA es inferior al período establecido para la curación comercial de cada producto.

     
    Inactivación del vPPA en productos elaborados porcinos
      Tiempo (días) de Curación comercial Tiempo (días) de Inactivación del vPPA
    Jamón serrano
    180-365
    140
    Jamón Ibérico
    365-730
    140
    Paletilla Ibérica
    240-420
    140
    Lomo Ibérico
    90-130
    112

    En jamones cocinados o cocidos no se ha encontrado virus infeccioso cuando estos productos se tratan por calor a 70 °C.


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    La entrada del VPPA en el cerdo normalmente ocurre por vía oronasal, aunque son también posibles otras rutas como la cutánea (por escarificación), la intramuscular, subcutánea e intravenosa debido a la picadura de garrapatas. El período de incubación varía en un rango de 3 a 21 días, dependiendo del aislado y de la ruta de exposición. La replicación primaria tiene lugar en los monocitos y macrófagos de los ganglios linfáticos más próximos al lugar de entrada del virus. Los monocitos y macrófagos de las tonsilas y de los ganglios linfáticos mandibulares son los primeros afectados si la infección es oral. Desde estos lugares, los virus se diseminan por vía sanguínea, asociados a las membranas de los hematíes, y/o por vía linfática.


    La viremia comienza generalmente desde los 2-3 a 8 días post-infección (dpi), y debido a la ausencia de anticuerpos neutralizantes, persiste durante mucho tiempo, incluso meses. A medida que el VPPA alcanza diferentes órganos, por ejemplo ganglios linfáticos, médula ósea, bazo, riñón, pulmón e hígado, se produce la segunda replicación.

    Replicación del virus y efecto citopático

    Las principales células diana del virus de la PPA son las células pertenecientes al Sistema Mononuclear Fagocítico (SMF) que sufren un efecto citopático, caracterizado por el redondeamiento del núcleo, marginación periférica de la cromatina y vacuolización del sistema vacuolar que culmina con la necrosis de la célula con replicación vírica. Una de las consecuencias del efecto citopático inducido por el virus es la hemoadsorción (adsorción de hematíes de cerdo alrededor de los macrófagos infectados por el virus), y al que se ha responsabilizado del transporte pasivo de los virus por los eritrocitos.

    Pero el virus de la PPA, no solo induce la necrosis de las células del SMF, sino también una intensa activación y liberación de mediadores químicos de la inflamación por estas células, principalmente en las fases iniciales de la enfermedad. Aunque el monocito-macrófago es la principal célula diana del virus de la PPA, se ha descrito la replicación vírica en otras poblaciones celulares, por lo que actualmente se le considera como un virus pantotropo.

     

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    Infartamiento esplénico

    La pulpa esplénica roja del bazo de cerdo está constituida por los senos venosos y los cordones de Billroth. Los cordones de Billroth conforman una red tridimensional cuyas trabéculas en el cerdo están formadas por fibras musculares lisas tapizadas por células macrofágicas, por lo que en el bazo de cerdo existe una población macrofágica fija.

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      Durante la infección con aislados muy virulentos existe, desde los primeros días, una intensa replicación del virus en estos macrófagos que sufren, al igual que otras poblaciones macrofágicas, el efecto citopático del mismo, por lo queda al descubierto la membrana basal de estas fibras, a la que se agregan de inmediato plaquetas activadas y redes de fibrina, provocando una coagulación difusa por todo el bazo. Esta coagulación en el interior del bazo tiene como consecuencia inmediata una parada en la circulación de retorno mientras que la sangre arterial sigue entrando, lo que da lugar a una infartación hemorrágica. Esta infartación hemorrágica puede ser incompleta o, incluso, faltar en infecciones con cepas de moderada virulencia, ya que el efecto citopático del virus es menor.

    Hemorragias

    Las hemorragias son, junto con las lesiones esplénicas, las lesiones más características y constantes de la PPA. Las hipótesis que intentan explicar el mecanismo patogénico de conduce a un estado final de "shock" han sido varias, conjugándose la acción directa del virus sobre el endotelio y la coagulación intravascular diseminada (CID), pero la instauración de estos procesos es anterior a la replicación del virus de la PPA en las células endoteliales, por lo que esta causa fue rechazada como origen de las hemorragias. La aparición de las hemorragias coincide, sin embargo, con una intensa activación fagocítica de las células endoteliales, un incremento de las fenestraciones de las paredes de los capilares, la existencia de depósitos subendoteliales y la pérdida de células endoteliales, lo que conlleva la exposición de la membrana basal y la consecuente activación plaquetaria y desencadenamiento de un proceso de coagulación intravascular.


    Estas lesiones endoteliales constituyen la manifestación morfológica de los cambios bioquímicos indicativos de disfunción, como niveles altos de factor VIII y reducción de los valores de prostaglandinas. Las citoquinas liberadas por los macrófagos y monocitos activados pueden también jugar un papel importante en el establecimiento de la CID, ya que estas células se han observado en la vecindad de los vasos dañados. Sin embargo, en los cursos subagudos de la enfermedad, en los que las hemorragias son más intensas y difusas, no existe daño endotelial ni coagulación intravascular diseminada, estando las hemorragias, en estos cursos, asociadas a una intensa vasodilatación e incremento de la permeabilidad vascular, lo que también justifica la aparición de edemas intersticiales.

     

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    Linfopenia

      El incremento del número de linfocitos en apoptosis presente en los cursos agudos de la PPA ha sido considerado, recientemente, como el responsable de la linfopenia observada en estas formas de la enfermedad. Esta muerte celular programada sería la responsable de la linfopenia, agravada inicialmente por la inhibición de la proliferación de linfocitos inducida por el virus, y, en las fases finales de la enfermedad, por la destrucción de las estructuras linfoides en bazo, ganglios linfáticos y tonsilas como consecuencia del daño vascular. Varios son los mecanismos que pueden dar origen a la apoptosis en las enfermedades víricas, atribuyéndose en el caso de la PPA a la síntesis y liberación de diferentes monoquinas por los monocitos-macrófagos activados y/o macrófagos con replicación vírica.

    El hecho de que la apoptosis sea más extensa en el tejido linfoide difuso, en el que los macrófagos activados, conteniendo o no sitios de replicación vírica, son más numerosos, apoya esta hipótesis; paradójicamente el virus de la PPA contiene un gen que inhibe la apoptosis de las células en las que se replica.

    Trombocitopenia

    En las formas agudas de la PPA se presenta una trombocitopenia en la fase final de la enfermedad, después de que las hemorragias sean muy evidentes, aunque a menudo pasa desapercibida debido a la muerte de los animales, y que es el resultado de un daño importante en la médula ósea como resultado de la replicación del virus en las células estromales y hematopoyéticas. En las formas subagudas es característico, sin embargo, la existencia de una trombocitopenia transitoria, durante las fases inicial y media de la enfermedad, y que participa activamente en la aparición de las hemorragias y puede ser la causa de la muerte de los animales, si estos no superan esta fase trombocitopénica.

    La aparición de esta trombocitopenia en los cursos subagudos está relacionada con tres estados o fases de los megacariocitos: una fase "compensatoria", caracterizada por la presencia en los megacariocitos de abundantes proyecciones citoplasmáticas, que coincide con un consumo periférico de plaquetas en la fase inicial de la enfermedad; una fase de "hipermadurez o agotamiento", representada por la abundancia de megacariocitos en apoptosis (también llamados "megacariocitos desnudos"), no relacionada con la replicación del virus en estas células, y que provocaría una súbita y grave trombocitopenia, al no producirse la liberación de plaquetas al torrente circulatorio; y una tercera fase "regenerativa", en la que se observan nidos de células en las que se replica, lo que indica una recuperación de la población de megacariocitos y por tanto el fin a la trombocitopenia.

     

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