PREVENCIÓN, PROFILAXIS, CONTROL Y ERRADICACIÓN

Briones, V., Romero, L., Goyache, J. y Sánchez-Vizcaíno, J.M.

La importancia económica y sanitaria de la Fiebre Aftosa viene dada por su condición de enfermedad altamente transmisible, lo que le hace ser miembro destacado de la lista A de enfermedades de la OIE. En general, las políticas de prevención frente a la Fiebre Aftosa (FA) adoptadas internacionalmente tienden a la no tolerancia con esta enfermedad, pese al ingente coste económico indirecto que ello supone.


La OIE divide a los países en relación con la Fiebre aftosa en:

· País libre de FA en los que no se aplica la vacunación
· País libre de FA en el que se aplica la vacunación
· País infectado de FA.
http://www.oie.int/esp/normes/mcode/E_00028.htm

Desde el punto de vista epidemiológico podemos diferenciar las siguientes zonas de Fiebre aftosa:

· Zonas endémicas con bajo numero de animales y sin interés por la exportación.

· Zona endémica con elevado numero y calidad de ganado y deseos de exportación.

· Zonas tradicionalmente exentas de la enfermedad.

En las zonas endémicas primeras la convivencia con la enfermedad es casi permanente aunque se mantienen programas de vacunación, estos suelen ser intermitentes y los focos se mantienen de forma periódica.

 

En áreas con elevada producción ganadera, como Argentina, Brasil, etc, convivir con la enfermedad es un serio problema, no solo derivado de los costes directos sino principalmente por las dificultades para la exportación de sus productos y carnes. En estas zonas se vacuna de forma sistemática e incluso han llegado a permanecer como zonas libres con vacunación, aunque lamentablemente, tanto Argentina como Uruguay han perdido recientemente ese estatus.

En las zonas tradicionalmente exentas, la política de no tolerancia con la enfermedad se ha mantenido durante décadas. En la Unión Europea, desde comienzos de los 90 se adoptó el criterio de no vacunar y de confiar el mantenimiento del estatus en la vigilancia epidemiológica y la exigencia de niveles absolutos de seguridad en la importación de animales o de sus productos. Esta política, mantenida con éxito por otros países (Estados Unidos, exento desde 1929; Japón, exenta desde 1908 hasta 2000, con la detección rápida y eliminación inmediata del foco) permite la existencia de una pujante industria ganadera que dispone de fronteras abiertas a todos sus productos y que, por el contrario, exige la superación de severos controles a las importaciones de zonas no exentas. Sin embargo, las políticas de mantenimiento a ultranza de ese estatus han chocado frontalmente con pérdidas mucho mayores como representa el fracaso en la prevención de su aparición. Este ha sido el caso británico de 2001: más de dos mil focos declarados, con picos de hasta 50 nuevos por día, en torno a 9000 granjas afectadas, más de 6 millones de animales sacrificados, todo un tejido productivo, pero también y sobretodo, social, destruido... Y un coste aproximado de 4 mil millones de euros.

Esta política de no vacunación se encuentra en la actualidad en periodo de reflexión. Tanto desde el punto de vista social como científico se hace necesario revisar una posición sanitaria que data de principios del siglo pasado. La utilización de nuevos métodos de diagnóstico que permiten discriminar entre animales vacunados de infectados (3ABC), las nuevas vacunas frente a la enfermedad y la necesidad de regionalización de los brotes (no extendiendo las medidas precautorias a todo un país sino sólo a la zona afectada), extremando las medidas de bioseguridad en el transporte, importaciones, granjas, son algunas de las reflexiones actuales en la lucha contra la Fiebre aftosa.

 

VACUNAS

Las primeras vacunas frente al virus de la Fiebre aftosa se comenzaron a emplear en los años 20, utilizando, como fuente de virus, epitelios infectados de animales susceptibles a la enfermedad, inactivados con formaldehído y usando como adyuvante hidróxido de aluminio. A principios de los años 60 se desarrolló el primer cultivo de células BHK-21, susceptible al virus de Fiebre Aftosa, lo que facilitó la producción masiva del virus utilizado como inmunógeno en las vacunas inactivadas, que son las utilizadas en la actualidad.  

Actualmente como inactivante se emplea AEI y BEI, y como adyuvante los de tipo oleoso.
Esta vacuna inactivada puede presentarse en forma monovalente (frente a un solo serotipo) o polivalente (frente a varios serotipos del virus). Dependiendo del serotipo o serotipos que afecten a un determinado país se debe adaptar la vacuna correspondiente. La respuesta inmune protectiva suele ser de aproximadamente seis meses.


Al ser una vacuna inactivada la respuesta inmune no es completa ya que al no existir replicación viral en las células susceptibles la expresión inmune esta limitada a una respuesta mayoritariamente de CD 4 con menor producción de citocinas.
www.sanidadanimal.info/inmuno/octavo2.htm No obstante, se conoce perfectamente que los anticuerpos circulantes inducidos por estas vacunas inactivadas son suficientes para inducir protección a los animales frente al virus homologo virulento, existiendo una correlación entre el titulo de anticuerpos y el de protección del animal.
 
VACUNAS ATENUADAS
VACUNAS INACTIVADAS
Estimulación
CD 4+ y CD 8+
Fundamentalmente
CD 4+
CITOCINAS (Interferón) Menos CITOCINAS
MENOR ANTÍGENO MAYOR ANTÍGENO
MENOR ESTABILIDAD
ALMACENAMIENTO
MAYOR ESTABILIDAD
ALMACENAMIENTO
MENOS SEGURAS MÁS SEGURAS
ADYUVANTES NO
CRÍTICOS
ADYUVANTES SON
CRÍTICOS

La razón por la que un gran numero de países no utiliza estas vacunas es debido a que, hasta la fecha, no era posible diferenciar a nivel serológico (presencia de anticuerpos en suero) los animales vacunados de los animales infectados ya que ambas poblaciones animales presentaban un patrón de respuesta de anticuerpos igual con las técnicas convencionales. En definitiva, los países compradores de ganado o carne requieren que los animales sean negativos a anticuerpos de Fiebre Aftosa, por lo que un país que vacuna pierde su capacidad para la exportación. Desde un punto de vista económico, es mas rentable para los países exportadores erradicar la enfermedad sin la utilización de vacunas, salvo que la situación este muy descontrolada, o se produzca la infección en zonas de alta densidad ganadera, en cuyo caso se utiliza la vacuna de forma limitada para conseguir una especie de barrera inmunológica y detener el avance de la enfermedad. La vacunación en la UE está prohibida desde 1.992 y solo se permite la vacunación en casos muy excepcionales donde no sea posible llevar un control efectivo de la enfermedad.


Estos condicionantes seguramente cambiaran en un futuro próximo ya que hoy día se dispone de un nuevo método serológico (ELISA indirecto) que utilizando una proteína no estructural como antígeno (proteína 3ABC) permite la diferenciación de los animales vacunados, con vacuna inactivada, de los animales infectados o enfermos.


Además de la problemática antes mencionada las vacunas actuales presentan otros inconvenientes derivados del manejo de grandes cantidades de virus, la necesidad de refrigeración durante el almacenamiento y distribución, el bajo rendimiento de algunas cepas en cultivos celulares, la gran variabilidad antigénica del virus y la dificultad en asegurar la completa inactivación viral de los lotes vacunales. En este sentido, se han relacionado en ocasiones la aparición de algún brote de la enfermedad con un origen vacunal.


 

Estos factores han hecho que se estuviera y se continué investigando sobre la obtención de nuevas vacunas para la Fiebre aftosa . Gracias a la técnica de ADN recombinante se consiguió la primera vacuna de subunidades frente al virus de la Fiebre aftosa (VFA) a mediados de los años 80. Se clonó y expresó el gen de la proteína VP1 del VFA en el E. Coli, produciéndose gran cantidad de VP. Lamentablemente, la respuesta inmunitaria obtenida con esta vacuna de subunidades fue muy inferior a la obtenida con la vacuna inactivada convencional. Para conseguir una reacción inmune similar a la vacuna convencional se requería aproximadamente de 1000 veces cantidad de VP1.

Los nuevos desarrollos en vacunas de nueva generación se dirigen actualmente hacia la caracterización molecular y obtención de epítopos T y B de la proteína VP1, utilizando técnicas de DNA recombinante, como futuros inmunógenos formados por todo el repertorio completo de epitopos B y T presente en el virión intacto, sin la presencia del material genético viral, evitando por tanto su replicación.


Método de actuación ante una sospecha

Para acceder a una explotación sospechosa, el veterinario debe ir provisto de ropa impermeable, botas de goma, contenedores para pediluvios...... El vehículo empleado para su desplazamiento no debe en ningún caso entrar al recinto de la explotación. Los pediluvios se colocarán en todos los puntos de salida. El movimiento de personas, entrando y saliendo de la explotación, ha de ser prohibido o restringido al máximo.

Además de los pediluvios, en todas las salidas de vehículos se situará una cama de paja de aproximadamente 20 cm de alta, 7 m de larga y unos 2 m de ancha, empapada en el desinfectante elegido.

Los animales sacrificados serán enterrados en profundidad o incinerados.

 

La desinfección se inicia eliminando todo material de poco valor, como pueden ser maderas de marcos. Todos los desagües han de bloquearse a fin de evitar la diseminación del material infectado, así como desconectar el suministro eléctrico. Es imprescindible una limpieza mecánica a fondo de la nave o el vehículo antes de proceder a su desinfección.

Toda la nave y todo aquello que ésta contenga debe empaparse con el producto escogido. Una vez transcurrido el tiempo suficiente como para que el desinfectante actúe y nunca antes, se liberan los desagües y se aclara con abundante cantidad de agua.

Abonos, material de cama, heno, concentrados y toda la materia orgánica recogida debe enterrarse en profundidad.


Actividad de los desinfectantes frente al virus de la Fiebre aftosa

El VFA es altamente susceptible a los cambios de pH, por lo que se inactiva rápidamente en presencia de ácidos y álcalis, mientras que su inactivación por desinfectantes fenólicos es mucho más lenta. Uno de los compuestos más eficaces y el más ampliamente empleado es el hidróxido sódico. Se suele emplear a una concentración del 2% y el tiempo de contacto es de 1 hora. Desinfectantes alternativos son el formaldehído , el ácido cítrico al 0,2% y el carbonato de sodio al 4%.

Para locales susceptibles de ser sellados, es posible fumigar calentando paraformaldehído, a razón de 40 gr por cada 10 m3. El local ha de permanecer sellado durante 24 horas.

En cuanto al empleo de otros desinfectantes, existe en el mercado un producto denominado Virkon S ( sal de monopersulfato potásico) que se ha mostrado efectivo contra el VFA, el fabricante recomienda utilizarlo a una concentración de 1:1.300 (0,077%). Igualmente, estan siendo también eficaces como desinfectantes el Finvirus a la dilucción 1/200 y el Despadac.

 

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